LA INDIA
Este extenso y completo país es muy rico en materias primas
para la estética. Los productos de la belleza se han usado en la India desde
tiempo inmemorial en ritos religiosos y en la vida diaria, sin que hayan
experimentado evolución de importancia.
Las flores, el kohol y los polvos de azafrán se usan
cotidianamente y aún hoy en día los niños de este país pintan sus ojos con
kohol por sus poderes desinfectantes.
En uno de los libros más antiguos sobre medicina en el
mundo, el “Susruta”, se explican cuidados de belleza con aceites perfumados,
entre otras muchas recetas de extractos vegetales dedicadas a la estética.
CHINA
La China tiene en cosmética, como en tantos otros aspectos,
una tradición antiquísima.
Sus cánones estéticos se basaban en una mujer delicadamente
maquillada y con un cutis cuidado al máximo. El maquillaje consistía en finos
polvos de color rosado, rojo o anaranjado y los ojos se subrayaban con
bastoncillos untados de tinta china.
La piel se trataba con cremas elaboradas con pulpas de
frutas, aceites de té o grasas animales. Los perfumes provenían de flores –
jazmín, almizcle, camelias – o de maderas aromáticas como el pachulí.
La poesía y el arte chino en general han reflejado
profusamente esta delicada atención de las mujeres chinas a la estética.
JAPÓN
El país del “Sol Naciente” recogió muchas influencias de la
belleza y la cosmética chinas.
El cuidado del cuerpo está íntimamente ligado en Japón a la
vida religiosa, por lo que los hombres y mujeres de este país han tenido
siempre en aprecio el mundo de la estética. Aceites, pigmentos y polvos de
alazor son algunos de los productos que estas mujeres usaban para su belleza.
La tinta china embellecía también sus ojos.
El cabello era tratado con el máximo de atenciones puesto
que, tener el pelo negro, brillante y voluminoso era símbolo de gran belleza.
La pintura japonesa de todos los siglos ha dejado patente
muestra de los mismos que dedicaban sus mujeres a la belleza del cuerpo y del
cutis.
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